Manu Ginóbili volvió a ser protagonista en un escenario inesperado: un desafío de lanzamientos contra un robot de baloncesto creado por el popular youtuber MrBeast en Tokio. El experimento, pensado como parte de una serie de contenidos donde figuras deportivas se enfrentan a máquinas de alta precisión, puso a prueba la puntería del argentino frente a un rival prácticamente infalible.
El reto era simple en apariencia: el primero que embocara dos tiros ganaba. Ginóbili salió con ventaja y anotó su primer lanzamiento, demostrando que la muñeca sigue intacta pese a estar lejos de la competencia profesional. Pero el segundo intento presentó una dificultad extra: el aro estaba rodeado de puntas metálicas, una trampa diseñada para elevar la tensión y complicar la mecánica del tiro. Manu falló ese intento clave.
El robot, por su parte, ejecutó sus disparos con precisión quirúrgica. Sin emociones, sin nervios y sin margen de error, embocó los dos tiros consecutivos y se quedó con la victoria. Frente a esa demostración de exactitud mecánica, Ginóbili bromeó y lanzó una pregunta retórica que se volvió viral: “¿Chances reales? Una en diez”.
Más allá del resultado, lo interesante fue el cruce simbólico entre dos mundos: una leyenda del deporte argentino y una máquina creada para competir bajo parámetros perfectos. El desafío alimentó un debate creciente: ¿qué lugar ocuparán los robots en el futuro del deporte? ¿Hasta dónde llegará la comparación constante entre habilidad humana y precisión artificial?
Ginóbili comentó después que la experiencia fue “sorprendente y diferente”, destacando el nivel de producción y el silencio casi quirúrgico alrededor del robot. Dijo que le llamó la atención competir contra algo que no siente presión, no se cansa y no tiembla ante las cámaras.
En definitiva, aunque Manu no ganó, dejó otra postal inolvidable: un ícono del básquet argentino midiéndose con una máquina que parece sacada del futuro. Un choque entre humanidad y tecnología que, más que un resultado, deja una pregunta abierta: ¿qué tan lejos estamos de ver este tipo de desafíos formar parte del espectáculo deportivo global?





