El fútbol argentino despidió a una de sus figuras más emblemáticas: el jugador más longevo en actividad en la Primera División anunció su retiro y emocionó al ambiente con un mensaje cargado de nostalgia y sinceridad. “Llegó ese maldito momento”, expresó al comunicar que colgará los botines tras una carrera que dejó huella dentro y fuera de la cancha.
A sus más de 40 años, el futbolista se había convertido en un ejemplo de profesionalismo, disciplina y vigencia. Su continuidad en la élite, en un deporte cada vez más exigente físicamente, era celebrada tanto por hinchas como por colegas. Con paso por varios clubes, temporadas históricas y un reconocimiento generalizado por su mentalidad competitiva, su retiro marca el final de una era.
En su mensaje, agradeció a los clubes que lo recibieron, a los compañeros que lo acompañaron durante décadas y a su familia, a quienes señaló como “el verdadero motor” de su carrera. También admitió que la decisión fue difícil, pero inevitable: el cuerpo empezó a pedir descanso y sintió que era momento de cerrar el ciclo antes de que el rendimiento se viera comprometido.
El anuncio generó una ola de reacciones en redes: jugadores, excompañeros, entrenadores y periodistas lo despidieron con respeto y admiración. Muchos destacaron su capacidad para reinventarse, su rol de líder silencioso en el vestuario y su ejemplo para las generaciones más jóvenes.
Los hinchas también se sumaron al homenaje espontáneo, recordando goles, partidos memorables y gestos de nobleza dentro del campo de juego. Para muchos, su figura representa un tipo de futbolista que escasea: humilde, constante y sin escándalos mediáticos.
Aunque no confirmó cuál será su próximo paso, dejó abierta la puerta a seguir vinculado al deporte, ya sea como formador, dirigente o comentarista. Lo que sí dejó claro es que, aunque el retiro “duela”, lo vive con orgullo por todo lo que logró.





