Un grupo de científicos desarrolló la tela más oscura jamás creada, un material capaz de absorber casi toda la luz que recibe. El avance, conocido como ultranegro, se inspiró en el plumaje de un ave exótica que evolucionó para producir uno de los negros más profundos de la naturaleza.
La clave del descubrimiento está en la estructura microscópica del material. A diferencia de una tela negra tradicional, el ultranegro no refleja la luz: su superficie está formada por microestructuras que atrapan los rayos luminosos y evitan que reboten hacia el exterior, generando un efecto visual similar a un “vacío” o un agujero oscuro.
Los investigadores tomaron como modelo a ciertas aves tropicales, cuyos machos desarrollaron plumas ultranegras para resaltar colores brillantes durante el cortejo. En esos animales, la luz queda atrapada entre diminutas cavidades del plumaje, un principio que ahora fue replicado artificialmente en esta nueva tela.
Según explicaron los especialistas, el material puede absorber más del 99,9% de la luz, superando a otros desarrollos similares utilizados hasta ahora en tecnología y ciencia. A simple vista, la tela elimina casi por completo el relieve y la profundidad, haciendo que los objetos cubiertos parezcan planos o irreales.
El ultranegro abre un amplio abanico de aplicaciones potenciales: desde instrumentos científicos y astronómicos, donde se necesita minimizar reflejos, hasta usos en diseño, moda, arte y tecnología óptica. Aunque por ahora su producción es limitada y experimental, el avance marca un nuevo hito en la investigación de materiales inspirados en la naturaleza.
El desarrollo demuestra cómo la biomimética —la ciencia que imita soluciones naturales— continúa ofreciendo respuestas innovadoras, incluso en algo tan aparentemente simple como el color negro.




